DE PALOS EN LAS RUEDAS A INCITACIÓN A LA VIOLENCIA

DE PALOS EN LAS RUEDAS A INCITACIÓN A LA VIOLENCIA

No debe haber gente más peligrosa que la despechada.

Para los despechados ellos no son culpables de nada, la culpa siempre es de los otros y son capaces de aguardar agazapados el momento oportuno para saltar arteramente sobre quienes los hayan despechado. Aunque a veces, de tan despechados, organicen marchas irresponsables rayanas a la incitación a la violencia.

Apenas habrán pasado ocho días de la asunción del nuevo gobierno y ya quieren desestabilizarlo mostrando, supuestamente, que son muchos los que no está de acuerdo con la decisión de la mayoría.

Gente que pareciera que, más allá de lo discutible, no entiende que hay otra gente que no tiene qué comer.

“¿Y qué quieren, muertos de hambre? ¡Que se jodan! ¡Que trabajen!” dicen algunos que cerraron sus fábricas porque era más negocio jugar a las finanzas y apostar al dólar.

“¿Por qué voy a tener que pagar el 30% por comparar en el extranjero o tener bienes fuera del país? ¡Eso es dictadura! ¡Yo qué culpa tengo de que sean pobres!” dicen otros que, hasta no hace mucho, no habían podido conocer ni Colonia y que ahora quieren viajar a París porque lo que ganan lo hacen trabajando, aunque en realidad son empleados públicos, por poner un ejemplo (vale aclararse que también hay empleados públicos que trabajan y mucho).

“Tuvieron el plan PAN, los planes no sé qué, los no sé cuánto y ahora vienen con esto de "Argentina contra el hambre", las tarjetas de racionamiento ¡como en Cuba! Más planeros, más chicas y chicos trayendo gente al mundo para cobrar un plan para los hijos… ¡Curros, todos curros! Y si les ofrecés un trabajo ya quieren que sea en blanco, que esto, que lo otro. ¡Vagos drogones que no quieren laburar!” dicen mientras buscan extranjeros hambreados porque ya no hay argentinos dispuestos a la esclavitud. Extranjeros que vienen ¡Oh casualidad! de los países en los que se armaron marchas y protesta para derrocar a los gobiernos elegidos por las mayorías.

Para el 18D una caterva de despechados inútiles que no supieron, y no pudieron, lograr la continuidad del empobrecimiento de los pobres, del enriquecimiento de los más ricos, del endeudamiento del país conduciéndolo a la hipoteca de sus bienes, programa una marcha que dan ganas de contrarrestar con la contramarcha de un pueblo enardecido, dolido de hambre y búsqueda de justicia social. Pero no. El nuevo presidente de los argentinos ha pedido que lo ayuden a lograr el diálogo, a construir juntos una nueva nación, a superar las diferencias, a tapar la grieta…

Pero que no se equivoquen quienes convocan al desacato y la insurgencia. No nos confundan con otros países. Acá supimos enfrentar a los milicos en los ’70 y desde 1983 hemos mantenido viva a la democracia. Y así como fuimos más en el momento de la elección también seremos más en las calles. Y cuando se llegó a conocer el hambre, cuando se llegó a soportar la desatención médica y la cruel suspensión de los remedios, cuando las criaturas se quedaron sin alimentos en las escuelas, cuando se llegó a conocer el fondo del pozo mientras ellos hacían planes con el Fondo Monetario, también se aprendió que lo poco que se tiene se defiende, se cuida, se protege.

Dejemos que salgan con sus cantitos impertinentes, con sus cacerolas y sus estupideces de egoístas soberbios y vanidosos. Pero bajo el mismo lema sepan que esta vez salen, pero luego, NUNCA MÁS.