Día del libro

Día del libro

Ayer 23 de Abril fue el día del libro y le queremos rendir homenaje con un escrito de Oscar Boubée.

La idea original partió de Cataluña en 1923. El 7 de Octubre de 1926 fue el primer Día del Libro, poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril en recordación de que ese día de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.

También nacieron algunos escritores, pero pareciera que la muerte ganó por goleada.

Lamentablemente, pese a que mucha gente querida, con muy buena intención y más vocación de deseo que certeza, señala que mucha gente lee, la realidad nos muestra que la lectura, entendida como placer, va en precipitada caída.

Umberto Eco, por citar solo a uno de los más eminentes escritores que se refirió al tema, señaló que nunca el libro electrónico habría de desplazar al libro de papel. Con el mayor de los respetos que siento hacia él y el mismo amor compartido por la romántica tradición de la lectura con olor a tinta y papel, debo decir que ni siquiera necesitó reemplazarlo porque el libro entró,directamente, en vías de extinción y la lectura junto a él.

Las nuevas generaciones no leen porque no lo necesitan. Como muchas otras cosas que los adultos les facilitaron simplificándoles —¡simplificándoles!— la vida, también les facilitaron la comunicación sin esfuerzo, el aprendizaje sin objetivos y la información comprimida.

Los nuevos padres, frutos del estudio con el resumen del resumen del resumen de la fotocopia, desalentaron la lectura como recurso y ¡más aún! como hábito.

Que haya algunos jóvenes que empiezan a leer con ganas, que hacen cursos, que escriben con vocación solo deja la esperanza de que la extinción sea más lenta o de que la lectura y los libros sobrevivan como una singular muestra de la rebeldía anti stablishment.

Con los ojos empañados de tristeza al recordar las tantas bibliotecas y los innumerables libros perdidos (algunos supérstites se esfuerzan amontonados en arrumbadas cajas en inciertos lugares) siento que transito el mismo camino al occidente y que el soñado destino de un calmo final rodeado de mis libros recorriendo por enésima vez en ellos los mares de Salgari, los laberintos de Borges o los pechos de Lolita probablemente sea reemplazado por un frío e-book o una serie gallega en Netflix.

¿Muere el libro? ¡Viva el libro!

Oscar Boubée 2019

 

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