EL DESAFÍO DE VIVIR

EL DESAFÍO DE VIVIR

Puede ser que para el que tiene fe este asunto de vivir resulte más fácil. O no. No sé. Por lo que leo, veo y escucho parece no ser tan así. Viven como con miedo, rogando un día más, pidiendo cadenas de oraciones, soluciones mágicas, responsabilizando a sus dioses de lo que les pasa o le deja de pasar, echándoles las culpas si ocurrió o no ocurrió lo que querían que ocurriese…

Vivir no es cosa fácil. Para algunos, incluso, es una cosa muy difícil. Y lo más complicado es que no hay recetas. Hubo un tiempo en el que los mayores nos decían, a los que éramos menores entonces, que había que ser honesto, trabajar, portarse bien, estudiar y forjarse un futuro. Eso más o menos nos ayudo a tener una razón para vivir. Hoy, cuando uno le dice eso a los jóvenes, se nos ríen en la cara y nos muestran cómo los inescrupulosos, los corruptos, los ladrones de guantes blanco, los contrabandistas, los traficantes, los lavadores de dinero, las putas finas, las no tan finas, las no tan putas, los hijo de, los nietos de, los portadores de apellido entre muchos otros etcéteras viven tirando manteca al techo disfrutando la fresca viruta y los honestos, los que estudiaron, los que trabajan y trabajaron, los que lucharon… ven pasar la pelota de largo.

Ante ese cuadro de situación, que suena bastante poco promisorio, uno se pregunta o se podría preguntar ¿para qué se vive?

Yo llegué a la conclusión de que vivo de curioso, no más. Vivo para ver qué pasa, cómo sigue la película, si al final gana el muchachito o si llega el the end y ni fu ni fa, como la moda de los finales abiertos en los que no sabes si gana o no gana o si vive o no vive o si…

Conozco gente que tiene miedo a morir. Y está bien, porque eso quiere decir que quieren vivir. Quizás no sepan muy bien para qué, pero quieren seguir en esta vida. Capaz que de curiosos, también.

Hay gente que quiere vivir para ver crecer a los hijos, a los nietos, a los hijos de los nietos… no saben muy bien para qué, pero quieren, no más. Y eso debe servir porque hay quienes lo logran.

Yo no tengo ninguna respuesta. Ni siquiera demasiadas preguntas. De puro materialista sé que un día nací y que un día voy a morir. Lo que pase en el medio, es de regalo. Por las dudas trato de que sea lo más lindo posible y entendí que una cosa que ayuda bastante es andar bien con el prójimo, amarlo lo más que pueda, que es como a mí mismo. El resto, no sé. Y me parece que esa ignorancia es lo lindo de la cosa. No saber, esperar a ver qué pasa, no conocer el final, sorprenderse día a día. Con cosas lindas, otras no tanto, otras que ni te cuento.

Quizás como los Adictos Anónimos, los adictos a la vida nos despertamos cada día diciendo “un día más”. Y así, día a día, nos vamos viviendo la vida. Hace mucho se me ocurrió una frase que uso como mi propia identificación: “VIVIR, BEBIENDO LA VIDA COMO CON SED”.