NOSTALGIAS DE LA ARGENTINA MILLONARIA
Por obra y gracia de la magia de las redes sociales, hoy hemos podido leer una opinión vertida en INFOBAE hace ya un tiempo por un tal Marcelo Duclos.
Desde el título “En 1895 Argentina tuvo el PBI per cápita más alto del mundo, ¿qué salió mal?” se advierte por dónde viene la mano y la reiteración de la percepción de una realidad absolutamente sesgada.
Dice Duclos: “Se ubica ese proceso virtuoso entre 1880 y 1940, años en que la mayoría de inmigrantes decidieron que Argentina sería un buen lugar para vivir, con oportunidades laborales, paz, libertad religiosa y un porvenir para la familia.”
Luego, superando el comentario más común que ubica a la Argentina entre las cinco principales economías del mundo, señala que “…una actualización del Maddison Historical Statistics reveló que en 1895 y 1896 Argentina no era uno de los países más ricos, sino el número uno, con el PBI per cápita más alto del mundo. Los siguientes puestos fueron para Estados Unidos, Bélgica, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda.”
Unos renglones más abajo agrega: “(después de 1852) el país tomó el proyecto de Constitución de Juan Bautista Alberdi, de clara orientación liberal. El nuevo marco político y legal fue pro inmigración, defendió la libre empresa, mantuvo al estado apartado del desarrollo productivo y se limitó a ofrecer el marco jurídico apropiado dentro de un estado de derecho. Los resultados en materia de atracción de inmigrantes, en crecimiento, desarrollo económico y ahora en estadísticas son tan claros, que no merecen ninguna explicación. La relación entre las políticas aplicadas y los resultados son tan evidentes como el caso opuesto en la Venezuela actual.” El “…no merecen ninguna explicación” y la “evidencia” del caso Venezuela son, para Duclos, indiscutible e inamovibles, son verdades santas.
Saltando varios párrafos llega a la presidencia del General Perón y dice: “Allí se cambió la Constitución, que pasó de un modelo liberal a desconocer la inviolabilidad de la propiedad privada, en el marco de un fascismo inspirado en el modelo italiano de Benito Mussolini. Luego del golpe que derrocó a Perón en 1955, ya la Constitución que se puso en vigencia era un híbrido entre las de Alberdi y Perón. Aunque estaba el espíritu liberal de los Artículos 14 y 19, apareció el 14 bis con los "derechos sociales", herencia del peronismo.” ¡Y ahí saltó la hilacha!
Esa Argentina millonaria, potencia mundial, rica, envidiada y envidiable era la Argentina de unos pocos. La Argentina sin derechos sociales ¡Claro que así es más fácil! Esa es la Argentina de los Pereyra Iraola, por ejemplo, que no contentos con la cantidad de tierra rapiñada o comprada por centavos lograron hacerse de más gracias a la apátrida ley de enfiteusis.
Este defensor de un liberalismo impracticable en una Argentina imposible, señala, y es muy probable que muchos aplaudan con profunda convicción, que “las dos primeras asignaturas que tenemos son las de poner el Estado en su lugar y cambiar la concepción acerca del comercio. Dejar de mirar el libre intercambio (interno y externo) como algo digno de sospecha y abrazarlo como un salvavidas en aguas profundas, porque es lo que es.”
Y para rematar, agrega: “Cuando un trabajador pueda pasar por la puerta de un comercio que tenga en su vidriera el famoso letrero de ‘Se necesita personal’ para ingresar y trabajar, y se pueda emprender y producir sin la pesada carga gubernamental, volveremos a ser lo que fuimos… y más.”
Y cabe preguntarse: ¿Esta gente no ve que tienen que vivir enrejados, con alarmas hasta en el baño porque, faltos de una contención social y propuestas laborales dignas, la pobreza se volvió caldo de cultivo de la delincuencia? ¿Quieren la exclusión del estado para fijar las normas manteniendo las vergonzosas, vergonzantes y aberrantes diferencias sociales aplaudidas a fines del siglo XIX y en los albores de los florecientes 1900, donde una pocas familias se repartían el 90% de las riquezas del país, de esa Argentina en la que se tiraba manteca al techo mientras la pobreza cimentaba la prosperidad de “los elegidos”?
Así como el comunismo mostró su impracticabilidad, el capitalismo salvaje, el turbo capitalismo, ha mostrado fehacientemente la inviabilidad de lo que algunos trasnochados de café con leche propugnan con total desprecio por sus semejantes, convirtiendo al ser humano desposeído en simple engranaje de la voraz máquina del capital y el consumismo.
Oscar Boubée Febrero 2020
#CUIDEMONOSENTRETODOS
Si tuviste Coronavirus #DONÁPLASMA 0800-222-0101
Seguinos en IG: @Meridiano63
Comentarios (0)
Comentarios de Facebook (0)