APOSTAR A FAVOR

APOSTAR A FAVOR

APOSTAR A FAVOR

Días pasados circulaba un meme diciendo algo así como “Seguiré votando a Macri, aunque no pueda comer asado o haya tarifazo…”. Leí que Susana Giménez dijo “"Lo veo complicado, como todo el mundo. Las cosas están aumentando demasiado. Entiendo que nos dejaron las arcas vacías, pero a la gente cuando le pica el bagre y tiene los bolsillos vacíos, no le importa nada", pero igual está a favor del gobierno.

Es lógico que haya un montón de gente a la que le guste Macri y su grupo. Cada uno cuida sus intereses. Lo complicado es cuando no hay intereses a cuidar sino necesidades insatisfechas a cubrir.

Como defensor a ultranza de la presunción de inocencia, adhiero a todo juicio que se haga con base en datos ciertos y presunciones genuinas, pero aborrezco la sanción antes del veredicto y, obviamente, al veredicto social sin pruebas suficientes.

Tampoco creo en los santos. Y mucho menos en que los haya en la política.

Ausente del país durante muchos años, pude mirar con cierta objetividad o, mejor dicho, imparcialidad y sin fanatismo alguno los avatares de la Argentina. El tango dice “He vivido dando tumbos…” y, sin duda, se aplica perfectamente a la realidad dolorosa de un país que, pudiendo ser, jamás ha sido lo que podría. Y uno se acuerda de San Martín y su “Serás lo que debas ser o, si no, no serás nada” y duele pensar que la Argentina no sea nada.

Algunos se llenan la boca diciendo “Fuimos uno de los países más ricos…”, “La arcas estaban llenas de oro…”, “Éramos potencia mundial.” Y una serie más de disparates propios de “la argentinidad al palo”.

Hubo una época, añorada por algunos, en la que un grupo de terratenientes y ladrones de cuello duro y guantes blanco estaba repleto de dinero mientras un pueblo hambreado esperaba que en los frigoríficos ingleses tiraran las sobras de la carne para hacerse, precisamente, un asado de tira. Es decir, un cacho de la carne que tiraban porque tenía huesos y los súbditos británicos no la comían. Y sus lacayos locales tampoco ¡Por favor!

Yo no soy nadie para decirte por quién votar, pero se me ocurre que si tenés un muy buen sueldo, pudiste comprar dólares o invertís en Leliq es lógico que quieras que sigan.

También es lógico que, si ganás una miseria, tu jubilación no te alcanza más que para llegar al 10 del mes, ya tenés que pensar entre comer o tomar un colectivo y ni soñar con comprar todos los remedios, no quieras que sigan.

Lo que es una pena es que la opción esté entre los que tienen la vaca atada y los que no tienen ni para comer.

Ojalá algún día se pueda elegir la mejor opción para todos y no la menos mala. Ojalá algún día se pueda hablar de educación, salud, radicación de industrias, crecimiento de las personas y no solo de si a unos les alcanza y a otros les sobra.

¡Y no me tilden de zurdo! Porque ese fue el verso de los que destruyeron el país diciendo que venían a salvarnos cuando lo que hicieron fue destruir a una generación que podía ser gloriosa y endeudar de manera salvaje y por generaciones a todo el país haciéndole creer a la pobre gente que el dinero que se gastaba era genuino cuando no eran más que préstamos usurarios que aún se están pagando. Igual que se seguirá pagando el nuevo endeudamiento con el FMI y los nuevos buitres que empiezan a rondar sobre la cabeza de nuestro pueblo.

Si hay alguien culpable y con sentencia firme, que vaya preso y le caiga todo el peso de la ley. Mientras tanto, adoptemos acciones que generen empleo, optimicemos la educación, fortalezcamos a los emprendedores y pequeños empresarios y vayamos sumando voluntades en vez de restar.

Acordate de lo básico que te enseñaron de matemática: hay que sumar para multiplicar. Los que nos dividen, restan.

Oscar Boubée