EDUCAR EN EL AMOR

¿Y si en vez de andar dando tantas vueltas con educación sexual sí, educación sexual no, nos dedicásemos a enseñar AMOR?
Primero deberíamos establecer que HACER EL AMOR no es lo mismo que COGER, GARCHAR, PIROLEAR, SALTAR EL CERCO, ECHARSE UN POLVO ni ninguna de las tantas expresiones que identifican con más claridad el hecho de copular para satisfacer una pulsión sexual.
HACER EL AMOR es algo distinto. Muy distinto.
Hagamos de cuenta que nos podríamos poner de acuerdo con eso de AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. De ser así, lo primero que deberíamos aprender es a amarnos a nosotros, es decir, a fortalecer la autoestima.
Claro que si a un niño le dicen que es un inútil por no saber lo que los adultos quieren que sepa sin preocuparse por saber lo que el niño sabe, mal podrá desarrollar la autoestima.
Si en la escuela le dicen al niño que es un tonto porque no sabe resolver un simple problema de fracciones porque no tiene idea de lo que estas son porque en el mundo que vive nunca supieron explicarle por qué un tercio es más que un cuarto, tampoco podrá desarrollar la autoestima.
Si en la casa no puede hablar con su madre porque es más importante la novela, ni con el padre porque está muy ocupado hablando de negocios o poniéndose en pedo con sus amigos y entonces el niño se refugia en la pantalla amiga del celular que le abre la ventana al mundo de la fantasía y a amistades virtuales, no solo no podrá desarrollar la autoestima sino que ni le importará saber qué significa.
Entonces, ese niño (y niñas también, claro) no podrá amar a ningún prójimo porque no tiene referente de amor. Y si encima vive escuchando que el tío es un súper tipo porque robó mucha plata, menos posibilidades de amar al prójimo podrá tener.
Entonces, en vez de amar al prójimo, se lo coge y listo. O se deja coger, que es lo mismo al revés.
Y si no les enseñamos educación sexual y no les enseñamos amor… ¡QUÉ CARAJO LES ESTAMOS ENSEÑANDO A LOS NIÑOS!
(Habiendo ya escrito esto y antes de publicarlo, vi en un canal FOX la película “Infidelidad”. Eran las 16:00 de un día de semana ¿Dónde están mamá y papá a esa hora? ¿Con quién están los niños? No hace mucho, una escena de esa película hubiera estado en el ámbito de lo porno. Mientras el tipo la penetraba a la mujer por detrás ella gritaba ¡COJEME, COJEME, MÁS, ASÍ! (sic) ¿No les parece que es tiempo de empezar a llamar a las cosas por su nombre y dejar de lado tanta hipocresía?)
O.B
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