ESCRIBIR PARA EL ORTO
Ya ni se puede hablar de errores ortográficos. Se trata de una intención aviesa por hacer mierda el idioma ¿o no?
Fui hinchapelotas con la ortografía desde niño. Había competencias de dictados y como en el fútbol era un patadura, en algo tenía que destacarme. La siempre ¿sana? competencia. En fin.
Lo de mi hinchapelotudez llegaba al extremo cuando le corregía las cartitas de amor a mis potenciales noviecitas. En esa lejana infancia era muy normal mandarse mensajes por cartitas (esquelitas, realmente).
La cosa empeoró cuando, ya adolescente, empecé a tener novias más lejanas. Imaginate que se pasaban muchas horas escribiendo y más de una semana esperando la respuesta, para que un tarado les envíe sus propias cartas corregidas. Y una breve nota diciendo algo así como: “Cuando la tengas corregida vuelve a enviar”. Aunque parezca mentiras, muchas lo hicieron. Otras, muchas también, directamente, me mandaron al carajo.
Por suerte, hoy, retirado en mis cuarteles de invierno, no cultivo más el recurso epistolar (epístola, del griego epístole [επιστολε] “carta”, nada que ver con pistola, pistoleo o pistoletear). Supongo que si hoy fuese un adolescente, debería renunciar a las correcciones o aceptar el celibato como opción de vida.
X la dudas boy a praticar.
O.B
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