40 años del atentado al papa Juan Pablo II. La Historia breve

40 años del atentado al papa Juan Pablo II. La Historia breve

Cuarenta años después de haber sobrevivido a un atentado a balazos en la plaza San Pedro del Vaticano, el 13 de mayo de 1981, el fallecido papa Juan Pablo II es recordado hoy por haber contribuido con su prédica a la caída de la Unión Soviética, así como por ser uno de los pontífices más universales y viajeros de la historia.

Durante su papado de 27 años, el polaco Karol Wojtyla disfrutó de un gran popularidad mundial, sobre todo en Estados Unidos, un país donde solo el 24% de la población se define como católica, con una aprobación de entre el 87 y 97%, entre 1980 y 1990, según el centro de investigación Pew Research Center.

Agca, un musulmán de 23 años, dio luego del ataque varias versiones para explicar su actitud, sin convencer nunca a los investigadores.

El 22 de febrero de 2005, Juan Pablo II publicó su libro "Memoria e identidad", en el que se manifiesta convencido de que alguien encargó a Agca el atentado del 13 de abril de 1981.

Sin embargo, nunca se demostró la posible implicancia de la exUnión Soviética ni de la entonces Bulgaria comunista, enfrentados en aquellos años al pontífice por haber prestado su apoyo al movimiento disidente "Solidaridad", del dirigente sindical y luego expresidente de Polonia Lech Walesa.

A fines de diciembre de 1983, Wojtyla visitó a Agca en la cárcel, le regaló un rosario de nácar, afirmó que el extremista turco se había arrepentido de su ataque y le renovó su perdón.

Agca fue liberado de una prisión de Ankara en 2010, después de pasar casi treinta años en cárceles de Italia y Turquía por el intento de asesinato contra el Papa, así como por otros crímenes cometidos en suelo turco.

¿Quién es Agca? Había nacido el 9 de enero de 1958 en Hekimhan, un barrio pobre de la provincia de Malatya. Estudió a tropezones y se destacó más en la dudosa erudición de las pandillas callejeras y en algunos robos menores, hasta que su familia mudó a Estambul. Estudió, por un lapso breve, historia, idiomas y economía en las universidades de Estambul y Ankara, pero el estudiante sucumbió al dinero venturoso del tráfico de armas entre Turquía y Bulgaria, dos países con fronteras comunes pero que jugaban en bandos contrarios el duro ajedrez de la Guerra Fría: Turquía en la OTAN y Bulgaria en el Pacto de Varsovia. Negocios son negocios.

Agca fue condenado por la justicia italiana a cadena perpetua, más la pena especial de aislamiento, en julio de 1981. Dos años más tarde, Juan Pablo lo visitó en la cárcel romana de Rabibbia para otorgarle su perdón

El 27 de diciembre de 1983, con sus vestiduras blancas, como el día del atentado, Juan Pablo habló veintidós minutos con Agca, que vestía un suéter azul. Nadie sabe en cuál idioma hablaron ni qué se dijeron

Agca siempre escondió todo acerca del atentado, sembró pistas falsas o recurrió al enigma, a lo críptico, que se le da muy bien: “Fui el instrumento inconsciente de un plan misterioso”, dijo alguna vez, como si significara algo más que lo que oculta.

El Papa perdonó a Agca, a modo de consuelo espiritual: el turco siguió en prisión hasta que, en 1989 y merced a su buena conducta, la justicia italiana le redujo parte de la pena. En 2000 el presidente italiano Carlo Ciampi lo indultó y, de inmediato, el ministro de Justicia, Piero Fassino, lo extraditó a Turquía, donde a Agca le esperaba la cárcel por el asesinato de Ipecki y por el asalto a un par de bancos. Libre, pero ni un minuto más en Italia, Mehmet.

Agca dijo que en la famosa entrevista que mantuvo en la cárcel con Juan Pablo, “el Papa sabía perfectamente que el Vaticano estaba detrás del atentado”. Su afirmación tuvo dos desmentidas. El 12 de enero de 2006 Agca fue liberado en Turquía: hacía tres días que había cumplido 48 años y había pasado 25 en prisión. Salió de la cárcel con el pelo blanco, sus típicos suéteres ceñidos y una vieja tapa de la revista Time con la foto de aquella entrevista con el Papa en la cárcel y una pregunta impresa para la que Agca no tenía respuesta: “¿Por qué perdonar?”. Fue examinado por el ejército turco para que cumpliera con el servicio militar obligatorio que su vida errante había eludido. Lo consideraron “mentalmente inestable” y no lo incorporaron

La libertad le duró poco. La Corte Suprema de Justicia la revocó porque consideró que los años de cárcel pasados en Italia, no eran acumulables a la prisión dictada en Turquía, como pretendían sus abogados. Agca cumplió condena en la prisión de Kartal hasta su liberación definitiva, en enero de 2010.

En 2014 viajó a Italia, clandestino. Y estuvo en el Vaticano. Compró dos ramos de rosas blancas y el 27 de diciembre, aniversario treinta y uno de su entrevista en la cárcel con Juan Pablo II, pasó por el sitio donde le había disparado, se hizo fotografiar con dos lagrimitas falsas, y fue a dejar las rosas en la tumba del Papa.

Mehmet Ali Agca, el hombre que le disparó a Dios, tiene 63 años y el plan de ser, acaso de por vida, el buen vecino del barrio tranquilo de Estambul que alimenta perros y gatitos. Guarda mil secretos valiosos.

Se los va a llevar a la tumba.

Fuente: EFE

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