CHAU, TONY

CHAU, TONY

(In memoriam Anthony Bourdain)

Si bien no pude conocerlo personalmente, lo he seguido a través de sus programas tanto como he podido.

Su libro “Confesiones de un chef” nos acompaña desde hace muchos años y su filosofía de la cocina creo que desde siempre.

Así como hay quienes no saben hacer un huevo frito y se dicen chef porque hicieron un par de cursos y ostentan títulos y titulitos, hay gente que se recibió de cocinero en las cocinas, cortándose, quemándose, puteando porque se le quemó la comida o porque el huevo número 200 estaba podrido y le pudrió los otros 199 por no cascarlo aparte.

Hoy (08/06/2018) murió Anthony Bourdain. Un cocinero que decidió morir así como decidió vivir la vida que vivió.

Quienes alguna que otra vez hemos estado en los laberintos de las cocinas sabemos que no son, precisamente, paraísos. Sin embargo, como una suerte de masoquismo asumido, volvemos una y otra vez a desafiar los fuegos, a buscar la esencia del sabor, a tirar todo al carajo porque nos pasamos de picante o a hacer magia porque a último momento en vez de 25 llegaron 36 a comer. Y al terminar la jornada, luego del fragor de la cocina, de estar interminables horas al calor abrasador de los hornos y hornallas para que otros paladares disfruten un plato en apenas minutos en aire acondicionado, sentir el placer de la magia lograda, de la alquimia resuelta, del tributo a la mitológica Hestia con una copa de vino en la mano y el sabor del plato de mañana jugando ya en el paladar.

Chau, Tony. Me gustaría poder creer que estarás cocinando algo en algún lado, pero no, no somos de esos. Apagaste los fuegos y dijiste chau. ¿Por qué? ¡Vaya a saberse! ¡Los cocineros tienen tantos secretos!

Oscar Boubée 2018.

#CUIDEMONOSENTRETODOS

#VACUNATE

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